El 11 de abril de este año se ha celebrado el 50° aniversario de la encíclica Pacem in Terris del beato Juan XXIII. Para la ocasión, el Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz ha organizado tres jornadas de reflexión sobre la actualidad y sobre la actualización de contenidos de la encíclica.
En dichas jornadas que se llevarán a cabo del 2 al 4 de octubre en Roma, la discusión se centrará sobre todo en algunos puntos particularmente significativos.
En primer lugar la cuestión de las instituciones políticas y de las políticas internacionales que se revelan indispensables para afrontar las cuestiones globales, comenzando por el tema de una reforma de la más grande institución global: la Organización de las Naciones Unidas.
En segundo lugar, la actualización de los contenidos de la Pacen in Terris con referencia a las “nuevas fronteras de la paz”.
Por último, el aspecto educativo que está particularmente en el corazón de la Iglesia y que tiene, entre sus misiones principales, la de la formación de las conciencias. De hecho, en la presentación de dicha iniciativa el Cardenal Turkson, Presidente del Pontificio Consejo “Justicia y Paz”, ha anunciado que en estas jornadas se encontrarán unos 60 rectores y docentes, representado a muchas universidades pontificas y católicas de los cinco continente para profundizar una de las cuestiones cruciales: "la formación de nuevas generaciones de católicos comprometidos en política".
El jueves 3 de octubre a las 12.00 horas el Santo Padre ha recibido en Audiencia a los participantes de las tres jornadas de reflexión en ocasión del 50° aniversario de la encíclica Pacem in Terris.
Al finalizar el encuentro, el Papa ha hablado del trágico naufragio de una barca, esta mañana en la isla italiana de Lampedusa, que transportaba más de 300 inmigrantes de los cuales más de 90 han perdido la vida y 250 siguen desaparecidos:
“Hablando de paz, hablando de la inhumana crisis económica mundial, que es un síntoma grave de la falta de respeto hacia el hombre, no puedo dejar de recordar con gran dolor las numerosas víctimas del enésimo trágico naufragio hoy en el mar de Lampedusa. ¡Me viene en mente la palabra vergüenza! ¡Es una vergüenza!. Recemos juntos a Dios por los que han perdido la vida: hombres, mujeres, niños, por las familias y por todos los refugiados. ¡Unamos nuestras fuerzas para que no se repitan tragedias de este tipo!. Sólo una colaboración decidida por parte de todos puede ayudar a prevenirlas”.