06/08/2015
El miércoles 5 de agosto el Santo Padre retomó las audiencias públicas suspendidas julio, recibiendo en el Aula Pablo VI a más de 1500 jovenes del Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ), un movimiento laico juvenil vinculado con los jesuitas que nació hace un siglo en Francia.
Frente a los chicos, procedentes de 35 países diferentes, el Papa Francisco citó el caso los migrantes rohinyás, una población musulmana en fuga de Myanmar en el océano índico que ha sido rechazada por diferentes países de la zona, para denunciar que rechazar a los migrantes “es un acto de guerra”: “Cuando llegan a un puerto, a una playa, les dan un poco de agua, algo de comida y los devuelven al mar, este es un conflicto no resuelto, esto es la guerra, esto se llama violencia, se llama matar”.
Además, haciendo hincapié no sólo en el drama de los migrantes, sino también en los conflictos de estos tiempos, el Santo Padre ha explicado que estamos viviendo “una tercera guerra mundial que se combate por separado”. A ese respecto, el Pontífice ha resaltado la precariedad de esta manera de actuar, para la cual, matar es la forma más fácil de poner fin a un conflicto, pero no para embarcarse en un camino de paz. Para el Papa Francisco, es normal que esta situación se produzca cada vez que diferentes identidades conviven juntas, sin embargo, indicó que: “Los verdaderos conflictos sociales y culturales se resuelven mediante el diálogo, pero en primer lugar, con el respeto por la otra persona.”