El martes 2 de diciembre en la Residencia de la Embajada de la República Argentina ante la Santa Sede tuvo lugar la despedida del Embajador Juan Pablo Cafiero quien finalizó su Misión ante la Santa Sede inciada en el 2008.
En el saludo participaron numerosos Embajadores, encabezados por el decano del Cuerpo diplomático, S. E. Jean-Claude Michel, Embajador de Mónaco ante la Santa Sede, quien pronunció un discurso de saludo para el Embajador Cafiero a nombre de todo el cuerpo diplomático ante la Santa Sede y lo homenajeó con un presente.
Acompañaron al Embajador Cafiero en su despedida también el Embajador de la República Argentina ante Italia, Torcuato Di Tella, y todos los funcionarios de la mencionada representación, el Cónsul General en Roma, y el Representante permanente de la República Argentina ante la FAO, Embajador Claudio Rozencwaig.
Estuvieron presentes también autoridades de la Santa Sede y de la la Secretaría de Estado Vaticana entre las cuales Su Eminencia el Señor Cardenal Leonardo Sandri, Prefecto Iglesias Orientales, el Reverendo Monseñor Mons. Giuseppe Laterza, Consejero de la Nunciatura para las relaciones con los Estados, el Reverendo Monseñor Guillermo Karcher, de la Oficina de Protocolo de la Secretaría de Estado y el Prof. Guzmán Carriquiry, Secretario Encargado de la Vice Presidencia de la Pontificia Comisión para América Latina, muchos religiosos y religiosas argentinos, miembros de la comunidad argentina en Italia y representantes de asociaciones comprometidas en la lucha en favor de los derechos humanos y en la promoción del diálogo y del intercambio cultural ente argentina y Italia.
En su discurso, el Embajador Cafiero describió su larga misión ante la Santa Sede, recordando haber sido testimonio de dos eventos excepcionales y conmovedores como la renuncia del Papa Benedicto XVI y la elección del Santo Padre Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia.
Agradeció a estos dos grandes papas por su compromiso a favor de la renovación de la Iglesia y por haber demostrado al mundo que la cultura y la tradición de Europa pueden juntarse y armonizarse con la fe y la cultura de la América Latina, en nombre de aquel deseo de paz y de justicia que une a todos los pueblos.
A ese respecto, recordando las origenes italianas de la familia del Papa Francisco, subrayó la contribución que la emigraciòn Italiana ha brindado a la formación de la sociedad argentina.
Luego, describió el Papa Francisco como un fruto maravilloso de esa unión de culturas diferentes, confesando que esa metafora le fue inspirada por un recuerdo personal: las palabras del jardinero que lo ayudó a plantar el arbol de ceibo donado por la argentina a los Jardines Vaticanos en 2012. Un año despues de la plantación del arbol, el jardinero le dijo que el primer fruto del ceibo fue justamente un papa argentino.
Finalmente, como ejemplo del encuentro de culturas diferentes auspiciado por el Santo Padre, subrayo que este año en la Santa Misa que se celebrará en la Basílica de San Pedro el próximo 12 de diciembre, en ocasión de la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, se interpretará la Misa Criolla que fue inspirada justamente por aquel sentimiento de comunión universal y de renovación impulsado por el Concilio Vaticano II.