El domingo 19 de abril, después de la oración mariana del Regina Coeli, el Papa Francisco se refirió al naufragio en aguas sicilianas de un barco en que viajaban al menos 700 personas inmigrantes procedentes de Libia.
A tal respecto dirigió un fuerte llamado a la comunidad internacional para que «actúe con decisión y rapidez con tal de evitar se que semejantes tragedias se repitan» recordando que «son hombres y mujeres como nosotros, hermanos nuestros que buscan una vida mejor, hambrientos, perseguidos, heridos, explotados, víctimas de guerras. Buscan una vida mejor »
Cabe destacar que el tema de la inmigración había sido central también en el primer encuentro que el Santo Padre con el Presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, desde su elección el 31 de enero.
Durante la reunión que tuvo lugar el sábado 18 el Papa Francisco expresó su “gratitud por el trabajo que hace Italia para recibir a numerosos migrantes que buscan refugio poniendo en riesgo sus vidas", y luego subrayó que “"es evidente que las proporciones del fenómeno demandan una implicación mayor. No debemos rendirnos en nuestro intento de solicitar una respuesta mayor a nivel europeo e internacional".
Por su lado, el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano, la semana pasada en una entrevista con Vatican Insider ha reiterato la necesidad de un compromiso general para evitar que se repitan estas tragedias evidenciando en particular la necesidad de crear en los países de origen condiciones que permitan la permanencia y que no favorezcan el éxodo.
En primer lugar, Secretario de Estado ha subrayado que uno de los puntos fundamentales sea desmantelar toda la red de traficantes porque “desgraciadamente hay demasiadas personas que ganan especulando con las vidas de tantos inocentes”.
Luego hay el enorme problema de la paz, porque en muchos casos esta gente huye de los lugares en los que hay conflictos. Por lo tanto, agregó el Cardenal Parolin “ el problema de los migrantes está relacionado con el esfuerzo de la diplomacia internacional para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos.”
Por eso hablando de los tráficantes de armas y de los intereses económicos tras las guerras porque el Santo Padre toca un punto neurálgico: “hay demasiados intereses materiales en juego que, a menudo, prevalecen. Me parece que el Papa demuestra un gran realismo llamando a todos a asumir las propias responsabilidades.” concluyó el cardenal.