En su mensaje tradicional “Urbi et Orbi” del 25 de diciembre, el Papa Benedicto XVI exhortó a todos los católicos a dirigirse al Niño de Belén para pedirle que “socorra a la humanidad afligida por tantos conflictos que todavía hoy ensangrientan el planeta” y que “Él, que es el Príncipe de la paz, conceda la paz y la estabilidad a
Además, nos quiso recordar que “Él fue enviado por Dios Padre para salvarnos sobre todo del mal profundo arraigado en el hombre y en la historia: ese mal de la separación de Dios, del orgullo presuntuoso de actuar por sí solo, de ponerse en competencia con Dios y ocupar su puesto, de decidir lo que es bueno y es malo, de ser el dueño de la vida y de la muerte”.
Por eso, nos invitó a encomendarnos a la ayuda de Dios para salvarnos de este “gran pecado”, del cual pasó a elencar todas sus actuales manifestaciones, pidiendo el fin de la violencia en Siria, “donde ya se ha derramado tanta sangre”, “auxilio divino para los pueblos del Cuerno de África” y la “reanudación del diálogo entre israelíes y palestinos”
Además, imploró a Dios “la plena reconciliación y la estabilidad en Irak y Afganistán”, “consuelo para la población del sudeste asiático(..)que se encuentra aun en grave situación de dificultad a causa de las recientes inundaciones” y “estabilidad política en los países de la región africana de los Grandes Lagos y fortalezca el compromiso de los habitantes de Sudán del Sur para proteger los derechos de todos los ciudadanos” y que , finalmente, “afiance las perspectivas de diálogo y la colaboración” en Birmania.
Sin embargo, lo que cabe destacar es que, a través de su invocación del auxilio divino, el Pontífice lanzó también un mensaje politico. En particular, un nuevo llamado a la “solidaridad” de la comunidad internacional con los pueblos del Cuerno de África para que “ no haga faltar su ayuda a los muchos prófugos de esta región, duramente probados en su dignidad” y pidió a “todos los sectores de la sociedad en los Países Árabes, sacudidos por cambios sociales y políticos, que partecipen en la “construcción del bien común”.